Desde hace tiempo se venía reclamando tanto a la Administración como a las grandes empresas del sector energético, y particularmente gasista, una mayor implicación a nivel nacional en el ámbito del hidrógeno, desde su producción hasta el transporte. Históricamente en España ha existido un desequilibrio entre la producción científica en relación con el hidrógeno y las pilas de combustible y el desarrollo industrial a gran escala de la tecnología. La ciencia va muy por delante de la aplicación industrial, de ahí que se reclame una mayor implicación del Estado y las empresas.
En otros países europeos como Alemania o Francia se fomentaron desde las Administraciones diferentes estrategias que involucraron, desde etapas muy tempranas, a grandes empresas, por ejemplo Shell o Air Liquide, las cuales apostaron por el hidrógeno como un posible actor en la transición energética. En este contexto europeo, la situación de España era incomprensible.
A finales de 2016 la Administración dio un paso adelante con la presentación del nuevo Marco de Acción Nacional de Energías Alternativas en el Transporte. En dicho Marco de Acción Nacional se plantearon una serie de objetivos, poco ambiciosos en lo que al hidrógeno se refiere, así como una serie de medios para el despliegue de la infraestructura de energías alternativas para el transporte. A pesar de ello, hoy en día seguimos contando en España con el mismo número de hidrogeneras que a finales de 2016. Muy pocas empresas se han implicado de forma directa en el desarrollo, no solo de la infraestructura de hidrogeneras, sino del hidrógeno como actor fundamental de la transición energética.
Sin embargo, parece que algo comienza a cambiar en el sector energético español. Enagás, el gigante gasista, y Redexis Gas, uno de los mayores operadores de la red de gas natural, firmaron el pasado 8 de marzo un acuerdo con el fin de impulsar el hidrógeno renovable mediante la creación de H2Gas.
El objetivo de H2Gas será, según indican las propias empresas, “el desarrollo tecnológico y la promoción de infraestructuras de producción y transporte de hidrógeno generado a partir de energías renovables”. Para ello, ambas compañías trabajarán de forma conjunta en la introducción del hidrógeno renovable en la red de transporte y distribución de gas. Dentro del proyecto se contempla el uso del concepto “Power to Gas” con el que se pretende generar hidrógeno a partir de la electrolisis del agua e inyectarlo a la red de gasoductos, bien directamente o mediante su conversión a gas natural sintético o biometano.
Parece que el primer proyecto conjunto de Enagás y Redexis Gas bajo el marco de H2Gas consistirá en “el desarrollo de la tecnología necesaria para producir hidrógeno renovable para su uso en los sectores industriales y de la movilidad”. Este primer proyecto se alinea en gran medida con las carencias de España en cuanto a una infraestructura sólida de producción y distribución de hidrógeno renovable y su posible uso en hidrogeneras para alimentar coches de pila de combustible.
Ambas compañías son buenas conocedoras del hidrógeno y sus posibilidades. Redexis Gas es miembro del patronato desde 2015 de la Fundación Hidrogéno en Aragón. Por su parte, Enagás ha liderado Renovagas, un proyecto de I+D que ha supuesto el diseño, la construcción y experimentación de una planta piloto de 15 kW para la generación de gas natural sintético a partir de biogás e hidrógeno. A pesar de ello, la creación de H2Gas parece tener un cariz más industrial que los desarrollos previos los cuales parecían más puntuales.
Gracias a acciones como ésta, dentro de poco quizás veamos los primeros coches de pila de combustible circulando por nuestras carreteras, o se comience a inyectar hidrógeno o metano producido a partir de hidrógeno renovable en la red de gas en lo que supondría un nuevo paso en la transición energética.
Hay que recordar que el uso del hidrógeno como combustible da lugar a agua como única emisión en el punto de uso. Además, no debe olvidarse que el hidrógeno presenta grandes posibilidades más allá de su uso en automoción. Entre ellas se encuentra su uso en otros medios de transporte (barcos o aviones), a nivel industrial (carretillas, sistemas de potencia estacionarios, backups) o a nivel energético (flexibilizar el sistema energético mediante el acople de la demanda con la producción, o la tendencia hacia un sistema energético cero emisiones).
Esperemos que más compañías e industrias nacionales se impliquen en las tecnologías del hidrógeno y ello nos permita situarnos al nivel europeo, si es que Europa nos deja.