Toyota comenzará a comercializar su autobús propulsado por pila de combustible de hidrógeno, el Toyota Fuel Cell Bus (se han roto los sesos), a principios de 2017. Se sabía que la marca japonesa estaba trabajando con su división de vehículos pesados, Hino, en un autobús de pila de combustible. Lo que no se sabía era cuando se iba a empezar a vender, con este comunicado la marca nipona han disipado las dudas.
No hay que ser mal pensados, pero el anuncio de la comercialización del Toyota Fuel Cell Bus coincide en el tiempo con dos buenas noticias concernientes a Ballard y el uso de sus pilas de combustible en autobuses. Por un lado, la venta de 22 autobuses de pila de combustible de Ballard a dos ciudades en China. Y por otro lado, la publicación de las cuentas de resultados correspondientes al tercer trimestre de 2016 de la compañía canadiense. En las que se ve claramente como la venta de pilas de combustible para autobuses está aumentando de forma notable sus ingresos. Además, la cartera de pedidos de Ballard con relación a los autobuses de pila de combustible no para de crecer y parece que le reportará importantes beneficios en los años venideros.
Ya sea porque en Toyota han visto las posibilidades de este mercado, como ha hecho Ballard. O porque ya que tienen un buen producto desarrollado han decidido exprimirlo al máximo y sacarle el mayor retorno económico posible. El caso es que habrá un autobús de Toyota con pila de combustible de hidrógeno.
El Toyota Fuel Cell Bus contará con 76 plazas para pasajeros, 26 sentados y 50 de pie, más una plaza adicional con un sillón bien cómodo para el conductor. Esa costumbre de que alguien conduzca los autobuses, de momento. Cada autobús contará con 10 tanques de hidrógeno que en total serán capaces de almacenar unos 600 litros de hidrógeno a 700 bares. Si echamos las cuentas suponiendo que para almacenar 1 kg de hidrógeno se requieren 25 litros, que es más o menos el ratio del Toyota Mirai, se llega a que este autobús es capaz de almacenar unos 24 kg de hidrógeno. Suponiendo un consumo similar al de los autobuses desplegados por Ballard en China, que es 6.5 kg cada 100 km, se tiene que la autonomía del Toyota Fuel Cell Bus rondará los 370 km. Un valor nada desdeñable, que posiblemente dé para realizar un turno completo sin necesidad de repostar. Por su parte, las pilas de combustible son las mismas que las empleadas en el Toyota Mirai, ya que han conseguido desarrollar un producto muy bueno, habrá que darle salida. El autobús cuenta con dos motores eléctricos que en combinación son capaces de dar 226 kW de potencia y 670 Nm de par.
Además, el autobús puede ser utilizado como generador eléctrico en caso de catástrofe. De manera que la pila de combustible actué como generador de corriente en caso de emergencia, con una capacidad de 235 kWh y una potencia máxima de 9 kW. Este es un plus que en muchos medios de comunicación se ha anunciado a bombo y platillo, casi más que el propio autobús y su utilidad. Evidentemente, es una utilidad a mayores, pero ni mucho menos es su utilidad principal.
El Toyota Fuel Cell Bus ya ha sido sometido a repetidas pruebas de campo y todas han sido superadas satisfactoriamente. Así, en un futuro inmediato, la Oficina de Transporte del Gobierno Metropolitano de Tokio planea utilizar dos de estos autobuses de pila de combustible de Toyota en una ruta fija en dicha ciudad. En el medio plazo, 2020, la intención es que al menos 100 de estos autobuses estén circulando por la capital del país nipón. Concretamente con la vista puesta en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 que la marca automovilística pretende utilizar como escaparate al mundo de su innovadora tecnología. Sin embargo, uno de los mayores impedimentos para la implantación de este vehículo es su elevado precio 100 millones de yenes u 880.000 euros al cambio. Por lo que su adopción en Japón va a requerir de una apuesta fuerte y decidida por parte de las administraciones, al menos en la primera etapa. Impulso que de momento están recibiendo.
Personalmente creo que si la demanda de los autobuses movidos por pila de combustible sigue aumentando a nivel internacional y Toyota logra abaratar costes y se toma en serio este mercado, es posible que las ventas de su autobús de pila de hidrógeno crezcan notablemente. Evidentemente, estas ventas van a tener un peso prácticamente nulo en la cuenta de resultados del gigante japonés. Sin embargo, puede demostrar que el mercado de los vehículos propulsados por pilas de combustible de hidrógeno es rentable. Al tiempo que pone los cimientos necesarios para la creación de infraestructuras para la distribución del hidrógeno.
El anuncio del Toyota Fuel Cell Bus nos deja dos cosas claras. Por un lado, que la apuesta de Toyota por los vehículos de pila de combustible va en serio y no se limita tan solo a un demostrador tecnológico con pretensiones como es el Toyota Mirai. Por otro, que parece ser que los autobuses urbanos pueden ser el primer caballo de batalla serio de los vehículos propulsados mediante pila de combustible. Ya que son varios los indicios que apuntan en esa dirección. El uso de autobuses de pila de combustible de hidrógeno elimina uno de los tradicionales problemas para la adopción de este tipo de vehículos de forma personal que es la falta de infraestructura. Al tiempo, que poco a poco se va creando un cierto número de hidrogeneras en torno a los garajes de los autobuses, que en un futuro podrían formar parte de la red de distribución.
La contaminación en las grandes ciudades y núcleos urbanos se está convirtiendo en un problema cada vez más acuciante. Dicha contaminación procede de varios focos, por ejemplo, la industria o las calefacciones, pero sin duda otra de las fuentes que cada vez tiene un mayor peso es el transporte. El abuso y el uso irresponsable del transporte individual está haciendo que el aire de las grandes ciudades sea irrespirable, con índices de contaminación muy por encima de lo recomendable. Lo que deriva en problemas de salud para la población de dichas ciudades.
Cambiar los hábitos de la gente es muy complicado, sobre todo cuando estos se ven como algo normal. Por ello, las administraciones y entes públicos en vista de los graves problemas que puede conllevar la elevada contaminación de las ciudades debe tratar de impulsar soluciones. Evidentemente, posiblemente una de las más útiles es tratar de concienciar a la gente. Pero también debe dar ejemplo y adoptar las medidas necesarias dentro de su campo de acción para atajar el problema, y los autobuses urbanos es una de ellas. El transporte público también tiene su parte de culpa en la contaminación de las ciudades, por lo que se debería tratar de remplazar por tecnologías menos contaminantes o directamente con emisiones cero. Lo que muchas ciudades del mundo han ido llevando a cabo desde hace mucho tiempo. En este escenario los autobuses de pila de combustible de hidrógeno se presentan como una nueva solución. Incluso me atrevería a decir que una de las mejores, pues no emiten ningún tipo de contaminante por sus tubos de escape. Evidentemente, como otras tecnologías nuevas y que no se producen en cadena el precio todavía es elevado. Sin embargo, hay que empezar a adoptar planes para reducir la contaminación, incluso a costa de los bolsillos. Nuestra salud nos lo agradecerá.